Argentina: Entre el Abismo y la Salvación
Los resultados de las PASO abren la puerta a un cambio real
En el alambicado y estrambótico sistema electoral argentino ayer tuvieron lugar las PASO, las primarias para elegir a los candidatos que se enfrentarán en las próximas elecciones presidenciales de octubre. En Argentina las primarias son obligatorias, simultáneas y abiertas, y sirven como termómetro para especular sobre el resultado final.
De manera simplificada, cada partido expone sus precandidatos a las presidenciales y estos se someten a refrendo público. Los electores pueden votar únicamente a una candidatura, de ahí que tengan que “preseleccionar” a su candidato a Presidente y pueda leerse como sondeo previo a las elecciones. La candidatura más votada de cada partido, siempre que supere el 1,5% de los votos sobre el total, llevará el testigo de su formación y será la que pueda concurrir a la primera vuelta.
En octubre los argentinos irán a las urnas y tendrán que elegir a su Presidente. Para salir elegido en primera vuelta el candidato deberá obtener un 40% de los votos y una distancia de al menos un 10% con la segunda candidatura más votada, o bien un 45% de los votos. En caso contrario, las dos candidaturas más votadas irán a segunda vuelta. Este sistema, llamado balotaje, es el mismo (con matices) que se da en las presidenciales francesas.
En argentina el peronismo ha controlado la política de manera casi absoluta durante décadas. Ya lo decía el propio Juan Domingo Perón: “peronistas somos todos”. De ese absolutismo democrático han derivado sucesivas crisis económicas en lo que ya es una debacle continuada -y electa- de cuya profundidad parece no poderse escapar. Las redes clientelares, la sensación de desesperanza, la falta de innovación, el deterioro social y educativo, la emigración masiva, la inflación, las decenas de tipos de cambios, la economía sumergida, y no sigo porque no me gustan las historias tristes, son las características actuales del día a día argentino.
Por primera vez, un candidato rompe con todo cuanto ha propuesto el justicialismo y además es el candidato más votado en las PASO. En las elecciones de ayer, Javier Milei y su candidatura La Libertad Avanza, obtuvieron el 30% de los votos superando a Sergio Massa de Unión por la Patria -gubernamental- y a Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio -macristas-.
Milei es un candidato curtido en la televisión como tertuliano y polemista. Con un estilo academicista pero lleno de visceralidad que ha conseguido conectar con el descontento de la ciudadanía argentina ante un sistema que parece haberles condenado a la subsistencia como método. La economía está sumida en un frágil, pero total, control público con una inflación del 100% anual, subsidios y controles de tipos, cuotas y precios a la espera de un milagro económico que nunca llega. Los argentinos no permanecen ajenos a esa realidad y, en algún punto, han convergido con Milei en la urgente necesidad de reiniciar el país.
Es cierto que Argentina no puede continuar en la situación actual. Necesita un cambio. Milei, no obstante, propone un reset completo. Desmantelar el Estado y reducir, así, drásticamente el gasto. Si gana y lleva a cabo su propuesta será una demolición que quizá no pueda ser controlada.
Milei parece el candidato no peronista a segunda vuelta más probable pero la diferencia con Juntos por el Cambio, principal competidor por los votos de derecha, no es tan elevada. Sólo 4 puntos. En las elecciones PASO la participación ha sido de casi el 70% y en las presidenciales suele rondar el 80%. No parece que vayan a cambiar demasiado los equilibrios entre la ciudadanía y parece difícil que una candidatura consiga ganar en primera vuelta. Lo que sí parece es que en segunda vuelta el peronismo lo tendrá harto complicado para revertir una tendencia feroz que lo condena a la oposición.
Hasta pronto,
Va de Baggers